Los resultados mandan en la continuidad de todo entrenador y salvo lo ocurrido con Juan Carlos Oblitas en Sporting Cristal –léase campeonato del año pasado–, en que fue respaldado por la directiva cuando se especulaba su destitución con el equipo rumbo a segunda.
La realidad de José Soto en Alianza Lima es totalmente distinta. En Matute nadie puso las manos al fuego por su permanencia, ningún dirigente le colocó el cintillo de "firme" en el cargo que dejó Miguel Ángel Arrué, simplemente porque tienen otros planes para el equipo.
Una seguidilla de triunfos no le vendría mal a Pepe, caso contrario, volvería rápidamente a su condición de asistente en proceso de formación. Una tarea que no sólo cumplió con Arrué, sino también con los uruguayos Gerardo Pelusso y Diego Aguirre.
Ahora bien, Alianza jugará 13 partidos en 43 días. Hay 39 puntos en disputa. Los dirigentes le han dado el buzo a Soto porque sería contraproducente traer al nuevo DT para que se involucre en esta seguidilla de encuentros, no obstante, tienen en espera al estratega experimentado que, de acuerdo al perfil que Alianza busca, debe tener los galones y la experiencia necesaria para continuar con el proceso con los jóvenes. No se pretende al técnico de selección que se encasilla en la búsqueda de un once ideal, sino más bien a un profesional que tenga un mejor trabajo de campo y sea el protagonista.
Su llegada está prevista para el receso del torneo, aunque también podría ser antes. Soto es de la casa, pero en Matute no piensan arriesgar si los resultados no lo acompañan.
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